Una muchacha es encontrada muerta y con un pecho amputado en la playa de San Salvador. El pecho aparece después, sobre la mesa de trabajo del juez Olvido. Como si alguien quisiera relacionar la fabulosa herencia de don Carlos Bassagoda, de la que señora juez es albacea, con el retrato de Nuria Bassagoda ya fallecida que la reproduce también con un pecho cercenado.